Las Dificultades del Cultivo en un Clima Cambiante
La estación del otoño se define meteorológicamente en el hemisferio norte como el período de tres meses de septiembre a noviembre y representa una estación de transición. El calor del verano se transforma en días frescos; los colores de las hojas cambian de verde a diferentes tonos de amarillo, naranja y rojo; la duración de la luz del día se acorta; y nuestro vestuario cambia de camisetas sin mangas y pantalones cortos a suéteres y pantalones largos. También comenzamos a notar calabazas que decoran muchos hogares en los EE. UU. durante esta época del año.
Las calabazas son comunes durante la temporada de otoño y visitar fincas para escoger calabazas es una tradición que disfrutan muchas personas en los EE. UU. Decoramos nuestras casas con calabazas y flores de otoño como las crisantemos, creamos linternas de calabaza cuando se acerca Halloween y los alimentos de calabaza (por ejemplo, pasteles, café, sopas y muchos más) son abundantes y se pueden encontrar en cualquier lugar al que vayamos.
Las calabazas se producen en todos los estados. Sin embargo, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (conocido como USDA por sus siglas en inglés), Illinois es el principal estado productor de calabazas (Fig. 1), ya que cosecha cerca del 30% de todas las calabazas producidas en los Estados Unidos. Aunque Illinois produce la mayor cantidad de calabazas, cerca del 80% de las calabazas que se cosechan allí se procesan y se enlatan para productos como puré de calabaza, mientras que los otros estados venden principalmente calabazas frescas que se usan para decoración.
El tiempo afecta la producción de calabazas
Como cualquier otro cultivo, decidir cuándo empezar a sembrar calabazas puede ser complicado. Para tener calabazas en otoño, los agricultores suelen empezar a sembrar desde finales de mayo hasta principios de julio, dependiendo del lugar. Y 120 días después de sembrar las semillas, normalmente se cosechan las calabazas.
A pesar de su duro exterior, las calabazas son muy sensibles a las condiciones del tiempo.
Heladas: Si los agricultores siembran demasiado pronto en la primavera, cuando todavía pueden darse temperaturas bajo cero, existe la posibilidad de que la planta sea susceptible a las heladas, y esto podría provocar su muerte. Las heladas o episodios de congelación suelen ser menos preocupantes durante el otoño, cuando las temperaturas empiezan a bajar, ya que las plantas han alcanzado la madurez y el daño es mucho menor.
Calor extremo: Si hace demasiado calor durante el verano, esto podría provocar que las plantas se marchiten o que las flores de la calabaza se caigan. Para que las plantas produzcan cosechas, es necesario que se produzca la polinización. Sin embargo, durante los días muy cálidos, las flores de la calabaza permanecen abiertas durante períodos de tiempo más cortos, lo que afecta a la eficacia de la polinización.
Condiciones de humedad extrema: Si llueve demasiado y el suelo está extremadamente húmedo, esto podría provocar un retraso en la siembra durante la primavera o un retraso en la cosecha durante el otoño. Las condiciones muy húmedas también pueden provocar deficiencias de nutrientes, un retraso en la madurez de la planta y también aumentan la posibilidad de desarrollo de enfermedades de las plantas como el moho.
Todos estos ejemplos pueden resultar en una cantidad significativamente menor de calabazas de lo normal. Sin embargo, las condiciones extremadamente húmedas tienen el mayor impacto en la producción de calabazas y son la principal preocupación de los agricultores de calabazas. Se ha informado de que durante los años muy húmedos, especialmente a fines del verano y principios del otoño, cuando las calabazas están alcanzando su madurez, los agricultores de calabazas tienden a ver que la calidad de la fruta disminuye, hay menos calabazas y se propagan más enfermedades en las plantas.
Aunque la producción de calabazas puede fluctuar de un año a otro debido al tiempo, hubo una reducción visible en la disponibilidad de calabazas en el 2015 (Fig. 2). Esto se debió principalmente a las fuertes lluvias que afectaron la región del Medio Oeste durante el momento crucial para la siembra de calabazas.
Los meses de mayo y julio fueron más húmedos de lo normal en Illinois y el mes de junio fue extremadamente húmedo (Fig. 3). Junio del 2015 es el junio más húmedo registrado en Illinois con un total de 9.44 pulgadas de lluvia, que es 5.35 pulgadas más de lo normal. Junio del 2015 también es el segundo mes más húmedo de Illinois de todos los meses registrados, detrás de septiembre del 1962 (9.62 pulgadas).
Durante el período de tres meses de mayo a julio del 2015, Illinois tuvo un promedio de 20.04 pulgadas de lluvia, que es 8.24 pulgadas más de lo normal, y se clasificó como el período de mayo a julio más húmedo en los 130 años de registro del estado.
Las condiciones muy húmedas durante la temporada de siembra inundaron los campos y provocaron la propagación de enfermedades y moho. Finalmente, cuando regresaron las condiciones más secas, los agricultores volvieron a sembrar, pero el daño ya estaba hecho y la producción de calabazas fue mucho menor. En general, esto provocó una reducción de poco más del 50% en la producción de calabazas de Illinois (de 652 millones de libras a cerca de 318 millones de libras de calabazas).
El cambio climático y la producción de calabaza
“Se proyecta que el cambio climático reducirá la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos y que sus impactos se distribuyan de forma desigual en la sociedad”. – Quinta Evaluación Nacional del Clima
El clima de la Tierra se está calentando y, a pesar de que el aumento general de la temperatura global parece ser pequeño, sus efectos pueden ser significativos a nivel local.
Los Estados Unidos no está exento de los efectos del cambio climático. La temperatura media anual de los Estados Unidos contiguos ha aumentado 0.16°F por década desde 1895; Sin embargo, es casi tres veces más (0.46°F) desde 1981. Mientras tanto, los totales de precipitaciones a nivel nacional han aumentado a un ritmo de 0.17 pulgadas por década desde 1895 y no hay ningún aumento evidente desde 1981.
Un clima más cálido afectará la producción agrícola, incluyendo la de calabazas, en todo los EE. UU. a través de cambios en la frecuencia e intensidad de ciertos eventos extremos. El Medio Oeste, que es conocido por su producción agrícola, ya está viendo los efectos del cambio climático. La región ha observado un aumento de las temperaturas, temporadas de crecimiento más largas y una mayor intensidad y frecuencia de eventos de lluvias intensas que provocan inundaciones. El aumento de las temperaturas y el cambio de las temporadas de crecimiento también están generando poblaciones de plagas más grandes que pueden dañar los cultivos y afectar la producción.
Se proyecta que los eventos extremos seguirán aumentando en intensidad y frecuencia, poniendo en mayor riesgo la producción y la disponibilidad agrícolas.
Prácticas de adaptación agrícola
Aunque el cambio climático está afectando muchos aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestra seguridad alimentaria, los agricultores se están preparando para los cambios mediante la adaptación agrícola. La adaptación agrícola es cuando los agricultores ajustan sus prácticas agrícolas para reducir los efectos del tiempo y el cambio climático durante la producción de cultivos.
En el Medio Oeste, muchos productores de calabazas han implementado recursos hídricos adicionales (por ejemplo, estanques de almacenamiento, pozos, entre otros) para ayudar a mitigar los efectos de la sequía y proteger sus calabazas y otros cultivos. Algunos han implementado lo que se conoce como controles biológicos, que se refiere al uso de depredadores naturales (por ejemplo, arañas), parásitos u otros organismos vivos que se encuentran en el ecosistema para controlar ciertas plagas que dañan los cultivos.
Aunque el cultivo de calabazas, así como otras prácticas agrícolas, enfrentan desafíos a medida que nuestro clima continúa calentándose, los agricultores y los científicos trabajan juntos continuamente para comprender mejor los impactos y cómo pueden abordarlos para continuar cultivando y produciendo calabazas (y otros cultivos) exitosamente para nuestra nación.
